La historia de Matera a menudo se identifica con la historia de los Sassi.
El nombre “Sassi” identifica los dos principales barrios que componen el centro histórico de la ciudad de Matera: la “Civita” y el “Piano”. El término “Sassi de Matera” se refiere a esta dualidad y no al nombre “piedra” asociado con los locales y viviendas que se encuentran dentro de estos barrios.
Alrededor de la “Civita”, se desarrollan el Sasso Barisano y el Sasso Caveoso.
El Sasso Barisano, nombrado por su ubicación, está orientado hacia el noroeste y toma su nombre de la ciudad de Bari. Inicialmente representa la parte principal de los Sassi junto con la Civita.
El Sasso Caveoso, orientado hacia el sur, toma su nombre de la ciudad de Montescaglioso, conocida en la Edad Media como Mons Caveous. Se caracteriza por viviendas excavadas en el tufo, construidas una sobre otra. El material excavado se utilizaba para crear la parte frontal de la vivienda, cerrando así la “cueva”, de ahí el nombre “casa-cueva”. La disposición de estas viviendas recuerda a la cavea de un teatro, con las casas-cueva descendiendo en escalones hacia la ravina. Originalmente, esta área era secundaria a la Civita y al Sasso Barisano y comenzó a poblarse solo después de un fuerte flujo migratorio de poblaciones balcánicas durante el siglo XVI.
Matera es una de las ciudades más antiguas del mundo, con los primeros asentamientos que datan del Paleolítico y Neolítico. Muchas de las casas excavadas en la calcarenita han sido habitadas continuamente desde la Edad del Bronce. La primera definición de Sasso como un distrito habitado de piedra se remonta a un documento de 1204. Diversos pueblos y culturas se han sucedido a lo largo de los años.
Los Sassi son un paisaje cultural, para citar la definición con la que fueron incluidos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1993. Fueron el primer sitio inscrito del sur de Italia. La inscripción fue motivada por el hecho de que representan un ecosistema urbano extraordinario, capaz de perpetuar desde el más lejano pasado prehistórico las formas de vida en cuevas hasta la modernidad. Los Sassi de Matera constituyen un ejemplo excepcional de utilización precisa a lo largo del tiempo de los recursos naturales: agua, suelo, energía. En el informe de la comisión que verificó la conformidad del sitio con los criterios de evaluación de la UNESCO, la candidatura de Matera responde a los siguientes criterios:
“Criterio III: Los Sassi y el Parque de las Iglesias Rupestres de Matera constituyen un testimonio excepcional de una civilización desaparecida. Los primeros habitantes de la región vivieron en viviendas subterráneas y celebraron el culto en iglesias rupestres, que fueron concebidas de tal manera que proporcionaran un ejemplo para las futuras generaciones sobre cómo utilizar las cualidades del entorno natural para el uso de los recursos del sol, la roca y el agua.
Criterio IV: Los Sassi y el Parque de las Iglesias Rupestres de Matera son un ejemplo relevante de un conjunto arquitectónico y paisajístico que testimonia momentos significativos de la historia de la humanidad. Estos van desde primitivas viviendas subterráneas excavadas en las fachadas de piedra de las ravinas hasta sofisticadas estructuras urbanas construidas con los materiales excavados, y desde paisajes naturales bien conservados con importantes características biológicas y geológicas hasta realizar paisajes urbanos con estructuras complejas.
Criterio V: Los Sassi y el Parque de las Iglesias Rupestres de Matera son un ejemplo significativo de asentamiento humano tradicional y uso del territorio representativo de una cultura que ha, desde sus orígenes, mantenido una relación armónica con su entorno natural, y ahora está sujeta a riesgos potenciales. El equilibrio entre la intervención humana y el ecosistema muestra una continuidad por más de nueve milenios, durante los cuales partes del asentamiento tallado en la roca fueron gradualmente adaptadas en relación con las crecientes necesidades de los habitantes.”
Curiosidad sobre Matera
Los vicinati, constituidos por un conjunto de casas que dan a la misma plaza, a menudo con un pozo en el centro, eran el modelo de vida social, solidaridad y colaboración de los Sassi. El pozo común donde se lavaba la ropa, el horno donde se amasaba el pan hacían del vicinato la célula fundamental de la organización comunitaria. En las casas, la luz llega desde arriba y la temperatura es constante a 15 grados, con la masa térmica del tufo marino actuando como un acondicionador de aire. Mientras que los rayos del sol de verano, perpendiculares y abrasadores, permanecen fuera, en invierno, oblicuos, se deslizan al fondo de las cuevas. Esta degradación y superposición de casas y casitas es solo aparentemente caótica, porque luego resulta construida con muchas precauciones. Pero descender a los Sassi es una sorpresa continua. Entre callejuelas y escalones, se llega a imponentes complejos monásticos excavados en la roca, cenobios benedictinos y lauras bizantinas, en los cuales las celdas de los monjes se agrupan alrededor de una iglesia subterránea.
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